miércoles, 30 de mayo de 2007

Desempolvando

Pensando en las imágenes para el audiovisual (y, obviamente, en Gastón), me vino una pintura a la cabeza. Y con ella el texto que escribí en su momento en base a la pintura. Acá va...

Cortinas que tapan. ¿Qué tapan? La posibilidad de imaginar tantas cosas tan absolutamente extraordinarias como diferentes entre sí me abruma. Podría soltar mi imaginación a una espectacular deriva, a una poética y sin retorno. Nunca retorno. Nunca a la misma forma. Como siempre.

Carasqueformancarasqueforman.
Rompecabezas sin fin en un mundo de una infinidad más finita de lo que pensamos.
No hay lugar para pájaros en la cabeza esta vez.
Esta vez los seres salen caminando.
O arrancados.
No.
Mentira.
Los pájaros pueden salir, pueden volar muy alto y dejarnos pegados al piso, en una plena conciencia de que lo que nos quedaba de inconciencia se fue, evaporada.
Pero las personas quedan. Siempre quedan. En una sensación, en un aroma, en la conciencia de que se llevaron con ellas una parte nuestra irrecuperable. Irrecuperable y en el fondo voluntariamente compartida.
Pero aún así...
Algunas quisiéramos que se evaporen
otras quisiéramos que quedaran más
de lo que finalmente lo hacen.
Injusticia perfectamente desequilibrada.

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