domingo, 5 de agosto de 2007

Ejercicio "El cazador oculto"

Querido diario:
Sé que hoy ya escribí lo que me pasó en el día, pero los sucesos de último momento no me dejan esperar hasta mañana para contarlos. Recién acaba de visitarme mi hermano Holden, el que está en Pencey. Sólo que no está más. Lo expulsaron. Yo sé que aunque él lo niegue, cuando papito se entere va a matarlo. No es la primera vez que lo expulsan, y no sé qué será de él ahora. Tengo miedo de que seriamente esta vez lo manden al colegio militar, como dice Holden. Vino a visitarme a escondidas, y ahora que mamá y papá llegaron a casa se tuvo que ir. Me dejó su gorra. Es una linda gorra roja, y aunque me queda un poco grande me la puse, y no pienso sacármela.
Supuestamente él no llega a casa hasta el miércoles, y me preocupa dónde pasará el tiempo hasta ese día. Cuando vino parecía cansado, y tenía olor de haber estado en bares, como le dice mamá a veces a D.B.. Aunque hubiera preferido que Holden se quedara conmigo, me gusta que haya venido a visitarme, y ser la única que sepa su secreto.
Estuvo conmigo sólo un rato. Hablamos un poco y bailamos también. Me dice que estoy mejorando. Personalmente creo que ya lo estoy superando, pronto le enseñaré yo pasos a él. Se está poniendo viejo, cuando dejamos de bailar yo podría haber seguido por horas y él ya casi no podía respirar.

Me quedé dormida por un segundo. Tuve un sueño muy extraño. Lo soñé a Holden en su campo de centeno, al borde de un abismo, como él me había dicho que se imaginaba a sí mismo. Sólo que en vez de atrapar chicos, como él me dijo que le gustaría hacer, se dedicaba a simplemente observarnos con una sonrisa mezclada con tristeza, mientras caminaba haciendo equilibrio al borde del precipicio. Nos miraba y miraba hacia el otro lado. Yo no podía ver qué había más allá del campo de centeno, pero Holden parecía ver algo. Algo que no terminaba de entender. Y así seguía, haciendo equilibrio.

Cuando volvieron papá y mamá, antes de que se fuera, le di mi dinero de navidad. Espero que sea suficiente. Sé que no lo va a usar a menos que realmente lo necesite, pero no me importa. Por mí que se lo gaste entero. Sólo quisiera poder estar más tiempo con él. Lo único que me consuela es que el miércoles va a volver, y que va a estar para verme actuar en la obra. Estoy contando las horas…

Phoebe W. Caulfield

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ese libro es uno de mis favoritos, muy groso Salinger cuando lo hizo.

Nunca se le hizo mucho hincapie a Phoebe mas alla de lo q decia Holden o la escena de la plaza, y me gusto mucho cmo lo hiciste peti. Esta muy bueno!

Te mando un beso grande, compa d tango! (al menos, el dia q encontremos un lugar cmo la gente a dond ir dond coincidan todos los hechos misticos que evitan que se baile, o sea, horarios!!).

Cuidate y otro beso de yapa,
Alan.